La biblioteca Popular Roberto Fontanarrosa de Rosario tampoco tiene inmueble propio, ¿no es necesario? Hace del 2004 que el proyecto está en estudio en el Ministerio de Planeamiento a cargo del Mtro De Vido
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En 10 años se perdió 20 por ciento de las bibliotecas populares
Mantener cada una de las 75 instituciones cuesta la midad de lo que se invierte en cada móvil policial. Las necesidades.
En Mendoza funcionan 75 bibliotecas populares, pero esa cantidad representa 21 por ciento menos de los establecimientos que había hace 10 años atrás. Los datos son de la Federación Mendocina de Bibliotecas Populares y desde esa organización entienden que en nuestra provincia por lo menos debería haber 200. Además, de esas 75, 35 bibliotecas no tienen inmueble propio.
"Al Estado le cuesta mantener una biblioteca popular unos 30 mil pesos por año, y el mantenimiento de un móvil policial le sale unos 58 mil pesos, casi el doble", afirmó el titular de la institución, Leonardo Miranda.
¿Libros vs patrulleros?
La comparación de los costos de una biblioteca popular con los de un móvil policial no pretende enfrentar las funciones que cada institución cumple.
En este sentido, Miranda explica: "Cualquier actividad de contención le cambia la dinámica a ese lugar, hay algunas que tienen taller de violín y veo hijos de chacareros o de bolivianos que realmente son virtuosos. Están medio día en la biblioteca practicando. Si no estuvieran ahí, en el mejor de los casos, estarían en el surco trabajando".
Entusiasmado pone otro ejemplo: "Hay una biblioteca que saca una mesa de ping pong a la vereda y se llena de chicos, eso muestra la carencia de espacios que tienen, es sólo una mesa puesta en una vereda".
Desde la Federación vienen trabajando con un concepto ampliado de la biblioteca popular, así es que entienden que no sólo debe limitarse a prestar libros; sino también a fomentar distintas actividades artísticas que en definitiva serán una expresión del ejercicio ciudadano de las personas. Es que están convencidos de que no es casualidad que las bibliotecas populares hayan resistido tantos años.
En Mendoza hay varias que están por cumplir un siglo. Consideran que los cimientos que las mantienen vivas es la participación de la gente traducida en la acción del voluntariado comunitario. "La mayoría de las bibliotecas populares las abren los vecinos de la zona y en ese acto están ejerciendo su ciudadanía porque se abren debido a que están respondiendo a una necesidad del lugar; es raro encontrar alguna que habilitó algún particular", explica Miranda.
Si bien durante los ?90 la sociedad entera vivió distintos reacomodamientos, desde sociales hasta económicos, esos años fueron favorables para las bibliotecas populares.
"Se crearon varias porque surgió una necesidad de ocupar esos espacios para realizar actividades que el Estado estaba dejando de hacer o delegaba", recuerda Miranda y es por eso que destaca su valor social: "En una década en la que se venían abajo muchas instituciones, las bibliotecas populares lograron no sólo sostenerse, sino ampliar sus actividades. De ser un lugar que naturalmente tiene la misión de prestarle libros a la comunidad también asumieron un rol de promoción de la ciudadanía porque los vecinos que participan, se comprometen y entonces funcionan con una dinámica distinta que favorece al entorno".
Etapa de consolidación
Miranda es claro a la hora de hablar de los resultados que han obtenido con las bibliotecas populares, pero admite que todavía falta mucho trabajo. Por eso es que ahora se han decidido a encarar la etapa de "consolidació n y garantías de funcionamiento" . Dos son los principales ítems de esta fase: los problemas edilicios y el financiamiento.
"Es necesario el financiamiento para poder consolidar una estructura que te permita generar otras actividades además de la promoción de la lectura", explica Miranda.
La falta de edificio también es un problema, porque además de tener que juntar dinero para el alquiler, algunas bibliotecas populares funcionan en escuelas o en uniones vecinales y sus horarios, así como la organización de talleres u otras acciones, están limitados. "Muchas no pueden abrir los fines de semana o no contienen más a la comunidad porque no tienen local propio", sentencia el titular de la Federación Mendocina de Bibliotecas Populares.
Qué leen
Los pedidos de libros responden a las necesidades y características del lugar en el que está ubicada la biblioteca. En algunas se piden más texto escolares, generalmente en las que están en barrios marginales, mientras que en otras se retiran libros de literatura debido a que no hay tantos chicos en la zona.
Miranda cuenta que en Argentina, las 1.200 bibliotecas populares que hay, son las principales compradoras de libros. "Le ganan a las grandes cadenas de librerías", asevera.
Si bien los horarios varían, todas abren por la tarde un par de horas, por lo menos. Están las que además funcionan en la mañana y algunas que abren sus puertas los fines de semana.
La distribución territorial de las bibliotecas es irregular. San Rafael y General Alvear tienen casi la misma cantidad que todo el Gran Mendoza (una veintena), pero Guaymallén tiene tres y Lavalle seis.
En función de la dimensión de uno y otro departamento, lo que sucede en el departamento del norte es saludable. No pasa lo mismo en La Paz , ahí no funciona ninguna biblioteca popular.
domingo, 29 de noviembre de 2009
Fuente:
http://www.losandes .com.ar/notas/ 2009/11/29/ sociedad- 459423.as
Asociación Bibliotecarios Profesionales de Rosario
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