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sábado, 28 de noviembre de 2009

COMBATE A LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER‏


COMBATE A LA VIOLENCIA DE GENERO
1257_img1.jpgLos hechos: El día 25 de noviembre de 1960, fueron asesinadas las revolucionarias hermanas Mirabel por luchar contra la dictadura de Trujillo en República Dominicana. En 1990 el VIII Encuentro Feminista Latino Americano decidió hacer del día 25N el día de COMBATE A LA VIOLÉNCIA DE GÉNERO.
“La violencia hacia las mujeres es estructural, es una propiedad inherente de los sistemas patriarcal y capitalista, y es usada como una herramienta de control de la vida, cuerpo y sexualidad de las mujeres por hombres, grupos de hombres, instituciones patriarcales y Estados. A pesar de que afecta a las mujeres como grupo social, cada violencia tiene un contexto específico y tenemos que comprender cómo, cuándo y por qué ocurre la violencia hacia las mujeres”.
La violencia contra las mujeres expresión del capitalismo
La violencia hacia las mujeres es una de las máximas expresiones de la decadente sociedad capitalista patriarcal. Cuanto más se habla de progreso y civilización más contrastan las palabras con los hechos que vivimos, la espiral de violencia generalizada en el mundo, con guerras, ocupaciones de países, terrorismo de estado...
Esta violencia contra las mujeres se apoya en la ideología dominante, es decir, en las normas y los valores que esta sociedad transmite y defiende, con el imprescindible apoyo de la familia, la escuela, la Iglesia y los medios de comunicación.
Entre todos construyen e imponen un modelo de mujer como objeto sexual, responsable del cuidado de la familia y la sociedad, dependiente, indefensa, pasiva, sin iniciativa, cuyo valor principal está en atraer, gustar y cuidar.
En esta situación, la decadencia del sistema hace que la violencia se cebe en las más oprimidas de la pirámide social, convirtiendo a una parte de los explotados y oprimidos en verdugos.
El asesinato de mujeres es la forma más evidente y trágica de esta violencia y es la que causa mayor rechazo social. Sin embargo, sólo es posible debido a la generalización de la violencia de género que impregna nuestro día a día de forma callada.
Es una violencia estructural que atenta contra nuestra autonomía personal y se expresa en múltiples prácticas de dominación, algunas invisibilizadas, otras legitimadas con la impunidad de lo naturalizado. La dependencia económica, el abuso de los aspectos “cuidadores” del rol femenino tradicional, la promoción del descuido de nuestro desarrollo laboral en nombre de la familia y los hijos, la sobre utilización del tiempo de la mujer, entre muchos otros, son elementos que nos colocan irremediablemente en una posición de subordinación, minan nuestra autoestima y nos convierten en blanco fácil de ataques indiscriminados.

Problema social y político

La violencia hacia mujer es un problema social y político indivisible del sistema capitalista. Además de sufrir la violencia física, la mujer en la sociedad capitalista es vista como inferior y por esto trabaja en condiciones más precarias, cobra menos que los hombres y está estigmatizada con tareas consideradas “femeninas”. A lo largo de la historia, las clases dirigentes, unidas a otras instituciones conservadoras como, por ejemplo, la jerarquía de la Iglesia católica, se han encargado de reforzar estos tópicos con el fin de separar a las mujeres de los hombres, creando diferencias entre ellos e impidiendo que se unan para luchar juntos contra la raíz de la opresión.

En una sociedad basada en la competencia y en el poder, la violencia se tiene que analizar como un fenómeno endógeno a la misma. A los que tienen sensación de pérdida de poder, el sistema capitalista les pone a los excluidos como enemigos. La oposición hombre-mujer ha sido una de las más impuestas por la sociedad de clases en la que vivimos, por esto, hasta que no creemos una sociedad sin clases, más justa, la violencia de género seguirá siendo una lacra.

Si observamos un poco veremos que en algunos países “progresistas” se han dictado leyes en defensa de las mujeres, pero estas leyes centran su atención más en el aspecto penal que en el social. Es por esto que lucha, las demandas se deben centran, orientar ahora en movilizar a la población desde la base creando una sociedad más justa y solidaria a través de la educación.

Por otra parte, aunque los medios de comunicación han ayudado a convertir el problema en un asunto público y sacarlo de la esfera privada, actualmente existe una grave desviación en el tratamiento de los casos de violencia hacia la mujer.

Éstos se enfocan como noticias de sucesos y se tratan como casos anecdóticos y espectaculares llamando la atención morbosa de la audiencia.

En definitiva, desde las instituciones se ha tratado el problema más como un tema penal que social y desde los medios, como un espectáculo.

La raíz esta en el capitalismo

“La violencia, la amenaza o el miedo a la violencia, son utilizados para excluir a las mujeres del espacio público. Las mujeres pagan con sus vidas por trabajar en la esfera pública en lugar de quedarse en casa como lo dictamina la cultura patriarcal, por ir a la escuela o a la universidad, por “atreverse” a vivir su sexualidad abiertamente, por prostituirse a ellas mismas por falta de opciones. En un contexto de criminalización de los movimientos sociales, la represión contra mujeres activistas involucradas con la lucha muchas veces toma la forma de violencia sexual. Además, la discriminación contra las mujeres se compone por la intersección de diferentes formas de opresión: ellas son discriminadas por ser mujeres, pero también por su color de piel, lengua, raza, etnia, clase social (y situación financiera), religión, sexualidad...”

“La raíz de la violencia hacia las mujeres está en el sistema patriarcal y el capitalismo, que imponen una necesidad de control, apropiación y explotación del cuerpo, vida y sexualidad de las mujeres. El patriarcado funciona a través de dos principios: la noción que las mujeres son propiedad de los hombres (y por eso las mujeres estarían al servicio de los hombres y no podrían decirles que no nunca) y la división de las mujeres en dos categorías: “santas” y “putas”.

Como parte de ese sistema, la violencia es la punición para aquellas que no se encuadran en el papel de la “santa” buena madre y esposa. Por ejemplo, es común que los hombres justifiquen que agredieron, verbal o físicamente, a sus esposas porque la comida no estaba lista o porque la ropa que querían ponerse no estaba limpia. También es un castigo para aquellas que son consideradas “putas” y los agresores y la sociedad justifican la agresión diciendo que la mujer estaba caminando sola de noche, o porque son lesbianas y se les debe enseñar a ser heterosexuales, o porque la ropa que la mujer usaba no era decente”.


ACABEMOS CON LA VIOLENCIA DE GÉNERO LUCHEMOS CONTRA EL SISTEMA CAPITALISTA PATRIARCAL.

EQUIPO COMUNICANDONOS.

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