21 de marzo. Día Mundial de la Poesía. Plan Lector : La poesía, esa llama milenaria.
INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA INLEC DEL PERÚ
Y
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
21 DE MARZO
DÍA
MUNDIAL
DE LA POESÍA
PLAN LECTOR
PLIEGOS
DE LECTURA
LA POESÍA,
ESA LLAMA
MILENARIA
Danilo Sánchez Lihón
«¡Oh noche que juntaste
amado con amada!»
San Juan de la Cruz
1. La primera rosa extasiada
Desde la explosión del mundo, hace cinco mil millones de años, en que una
gigantesca bola de cristal hecha de materia ígnea estalla y se expande en
miles de fragmentos ardientes, pasaron otras decenas de millares de años
hasta que esos elementos fueron formando estrellas y planetas lejanos.
Esa materia fue ordenándose luego en galaxias, a partir de lo cual, en la
pequeña molécula sideral que es la Tierra, transcurrieron milenios para que
se fueran separando poco a poco las aguas de las rocas y nacieran los mares
estupefactos.
Volvieron a pasar nuevamente miles de centurias para que en alguna playa
embrujada brotase un corpúsculo tembloroso: ¡la vida incipiente!, a partir
de la cual se conformaron los vegetales y emergió algún día la primera rosa
extasiada.
2. Sucumbieron Los dinosaurios
Tiempo después diversas criaturas deambulaban en esa calma ensimismada, no
exenta de calamidades.
Allí ocurrió que luego de la primera conflagración que se desatara, debido a
una glaciación polar que asoló esa esfera planetaria, sucumbieron los
dinosaurios.
Pero hay el registro en una ladera de Laeyoli, en Tanzania, en la lava de un
volcán petrificada y sellada luego por el deslizamiento de otras capas
terráqueas, del paso de una caravana asombrosa que huía de las candelas y
cenizas de esa cólera desatada por la naturaleza.
En esa caravana iban adelante los leopardos, detrás leones y panteras, luego
los osos y elefantes, y después los búfalos y bisontes.
3. Otro peso en el cuerpo y en el alma
unas pisadas leves, casi aladas de la primera pareja humana, con las plantas
Y finalmente, en este documento milenario sobre el suelo del planeta, hay
de sus pies nítidamente impresas pero como elevándose del suelo.
Estas son las primeras huellas humanas que se registran en esta tierra
estremecida. Eran las de un hombre.
Las pisadas de los pies más pequeños son más hondas.Y al lado suyo las de una mujer. Cabe suponerlo ¡llena de encanto y embelesada!
¿Por qué? ¿Son más intensos los pasos de la mujer quizá porque siguen a los pasos del varón?
¿Porque lleva a un hijo en las entrañas es la conclusión de los analistas
del documento de Laeyoli. Pero yo creo que la mujer al tocar la tierra tiene
otro peso en el cuerpo y en el alma que se suma al de su cuerpo y al de su
alma subyugada.
4. Nuestra naturaleza sublime y sagrada
No éramos los primeros, sino los últimos de esa peregrinación sorprendente.
Delante iban los poderosos seres terráqueos:
Las fieras animales, soberbias e irrecusables, que frente a su hambre el
pobre hombre podía haber sido apenas un aperitivo despreciable.
Delante iban los reyes del universo de aquel tiempo. El hombre iba detrás,
rezagado, intimidado, conmovido.
Cabe imaginar que después de él ya no había nadie.
Hubieran estado las aves y los peces. Pero éstos últimos tenían su propio
elemento y espacio dichoso.
Y aquellas primeras eran más dotadas que el hombre puesto que volaban.
Aquella pareja yo creo que iba detrás no solo porque era más débil y menos
aventajada que los demás animales.
El motivo es nuestra naturaleza sublime y sagrada.
5. La pregunta esencial y el misterio de la poesía
Esa pareja iba detrás no sólo porque el leopardo que encabezaba ese desfile
la hubiera devorado al instante, sino que había otra razón inexorable:
Demoraban su paso porque a ambos les fascinaba mirarse a los ojos y eso
entorpecía su paso.
Pero, sobre todo, porque encontraron, hombre y mujer, a la rosa extasiada
del camino y enmudecieron ambos al contemplarla.
Porque en ella sorprendieron lo que sentían el uno hacia el otro y ante ella
se hicieron juntos la pregunta que hasta ahora los descendientes de esa
pareja antediluviana nos hacemos sin respuesta que nos satisfaga, cual es:
¿Qué significa la rosa? ¿A qué corresponde tremendo misterio? ¿Qué somos
ahora los dos reunidos y caminando juntos?
Y esa es la pregunta esencial y el misterio de la poesía.
6. Parábola y arco de emoción
En esa mirada y en esa pregunta, en ese instante de la huida y del descanso
arrebolado a la vera del camino, ante el asombro de algo aparentemente
inútil pero lleno de claves secretas, nace la poesía.
Ante el enigma de la rosa impoluta, que es la otra orilla de la explosión y
el incendio, a despecho de la caravana de seres poderosos que presidían la
marcha buscando refugio, allí precisamente se configura y estalla la poesía.
Nace la poesía que es una pregunta sin respuesta, riesgo supremo sin
explicación posible, que es probablemente sólo estupefacción y orfandad
consumadas.
Es quizá un flechazo de lo sagrado solo para esa pareja rezagada, no sé si
asustadiza o valerosa pero eso sí sintiendo que una emoción profunda, que
puede definirse como el amor, se alzaba. Y aquella es la parábola y el arco
de emoción luminosa que sustenta toda auténtica y temblorosa poesía.
7. Piadosos y reverentes,trémulos y esperanzados
Y nace con el amor el vuelo del espíritu.
Ahí el Hombre deja su materia física y sensible.
Ahí dejamos nuestra condición terrena para ser lo que somos: vuelo, ave y
milagro.
Alcanzamos a ser idea y trascendencia hacia otros universos y confines,
quizá el mayor: aquel hueco interior de nuestro pasmo y silencio que hasta
ahora no cesamos de llenar.
Ante esa mirada, ante esa pregunta –teniendo detrás el volcán en llamas y en
el interior del alma enhiesta otra rosa atónitas es la forma cómo nos
acercamos piadosos y reverentes, trémulos y esperanzados al misterio de lo
que es la poesía.
8. Lumbre que protege y nos abriga
En el transcurso de millones de años es admirable cómo cada día siguen
abriéndose rosas y continúa el hombre buscando el sentido, lleno de una
actitud nueva, a esa flor tan íntima, personal e inagotable. Mínima e
inconmensurable.
Con lo que quiero decir que es una victoria cómo brota la poesía, que ahora
es un torrente inagotable. ¡Cómo aflora, fluye y mana esa savia que deja
ostensible e inerme nuestra naturaleza divina!
¡Cómo surge, crece y estalla esta llama, candela o fuego que es condenación
y salvaguarda frente al vacío. ¡Que no se cansa!, que nunca se apaga, que
siempre está viva.
Y que sobresale, a veces por un resquicio que apenas se abre. Para luego
irse haciendo cauterio y resplandor que ilumina. ¡O lumbre que protege y nos
abriga! Y, con frecuencia, apenado olvido.
Texto que se autoriza su reproducción citando autor y fuente.
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