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lunes, 3 de noviembre de 2008

LA LUCHA POR LA SOBREVIVENCIA DE LOS PESCADORES DEL REMANSO VALERIO otra de ROSARIO‏

Santa Fe
LA DEPREDACIÓN ICTÍCOLA CAMBIA LA ECONOMÍA DE QUIENES VIVEN DEL RÍO
Si no hay sábalos, pescan chatarra
En el Remanso Valerio resolvieron salir a cirujear para alcanzar el sustento que hoy el Paraná no les da. Mañana empieza la veda pesquera en Santa Fe, pero el río ya frenó la actividad.


Por Ricardo Robins
01.11.2008






De espaldas al río. Los pescadores se quedaron sin acceso a las islas y con un Paraná saqueado. "Mi padre y abuelo vivían de esto, pero no creo que mis cinco hijos puedan", dijo uno.



El abuelo de Alejandro Marín vivía de la pesca en las costas del río Paraná, como lo hace él desde hace 40 años en el barrio Remanso Valerio, debajo de la cabecera del puente Rosario-Victoria. Pero esa tradición familiar comenzó a quebrarse este año, cuando la sequía histórica se conjugó con el impacto en el ecosistema del humedal islero que generó el enlace vial, más la depredación ictícola sin control. Ese cóctel fue demasiado para los pescadores. "Salimos a juntar fierros de a pie y también con la lancha, por la costa y por los campos de las islas. Con eso nos fue mejor que tirando redes", contó Alejandro.

Otro habitante histórico del tradicional barrio de pescadores en Granadero Baigorria, Ricardo Maidana, recordó que hace un año decidió vender su bote porque ya no valía la pena tenerlo. Y en lugar de salir todas las madrugadas al río, comenzó a cirujear. "Este año fuimos varias veces al playón de la bajada Escauriza donde tiraban hormigón, y nos pasábamos todo el día cortando y separando los fierros para vender. Es preferible eso que salir a pescar y volver con las redes vacías", comparó Maidana, de 37 años.

Los pescadores recurrieron a esa actividad sobre todo para pasar el invierno, que fue la peor época para el recurso, pero ya quedó incorporado como una opción ante la malaria. "Con los fierros hacíamos 100 ó 120 pesos después de darle todo un día buscando, mientras que con la pesca salíamos a gastar nafta", resumió Ricardo. Ahora, el río subió y la situación mejoró algo. La semana pasada, Maidana salió con el bote del tío a las 6 de la mañana y volvió de noche. "Saqué 15 sábalos que vendí a cinco pesos, pero entre la nafta y el aceite me quedaron menos de 40 pesos en el bolsillo. Con el fierro hicimos el doble y sin riesgos de tener que poner las herramientas de trabajo", describió Ricardo.

Cristo sin redes. Ya no hay peces en el río. No como antes. En eso coinciden los habitantes del barrio que está enclavado entre Rosario y Granadero Baigorria. La evolución del censo de ese lugar de callecitas de tierra construidas sobre la barranca del Paraná y custodiado por el Cristo de las Redes así lo denota.

En 1982, había 50 familias en el Remanso y todas vivían de los frutos del Paraná. Este año, hay 400 familias, de las cuales unas 150 tienen en la pesca su actividad principal o bien una alternativa cuando las changas en otros rubros escasean, según los datos de los referentes del barrio.

Mañana empieza a regir la veda de pesca que impuso el gobierno. Seguirá vigente hasta el 31 de enero. En este período, los pescadores recibirán un subsidio (serían unos 900 pesos por mes, aunque el sindicato pide 1.200 pesos). Con eso pasarán el verano, pero no vislumbran una continuidad. "La situación está cada vez peor. El puente y los nuevos dueños de las islas que andan en cuatro por cuatro en lugar de ir a caballo nos cerraron los pasos a las lagunas, y en el Paraná ya no quedan peces", aseguró Alejandro y explicó: "Antes tirabas un lance de 150 brazadas (red de unos 200 metros) y podías sacar 150 bogas y 200 armados, y encima había que pedir ayuda a otro bote. Ahora no sale nada. Mi padre y mi abuelo vivieron de eso; yo tengo cinco hijos y el más grande de 17 me acompaña. Pero no creo que ellos puedan vivir de esto".

Atados a la misma suerte. "Este año supe ver algunos compañeros cargando la canoa con fierros que por ahí quedan en la costa, o con la mugre que deja algún barco, pero a los que estamos en la isla no nos queda otra que seguir en el agua", aseguró por su parte Nelson Yapura, integrante de la ONG El Espinillo, que forma parte de la Red de Pesca nacional.

"Acá hacemos malabares para seguir. Cambiamos el motor de 40 caballos por uno de 7 para gastar menos, o nos acostumbramos a no reponer algunas herramientas que se rompen. Pero para el pescador de siempre no queda otra que seguir. A mis 43 años no puedo empezar a hacer otra cosa", dijo Yapura.

Que la suerte del pescador está atada al recurso es una obviedad. Pero el puente Rosario-Victoria llevó esa consigna a un extremo. Esa traza vial es un largo terraplén de 50 kilómetros que multiplicó la explotación ganadera de los campos isleños. Eso derivó en el cierre de arroyos y el secado de lagunas, hábitat natural para la reproducción de sábalos y otros ejemplares. Pez y pescador corrieron desde entonces la misma suerte. "No podemos entrar a las lagunas porque en los campos hay letreros por todos lados. No se puede bajar ni a tomar mate", contó Yapura, en nombre de 27 familias que viven en la isla Del Espinillo.

Nuevo modelo. El secretario de Recursos Hídricos de la provincia, Ricardo Biani, aseguró a Crítica de Santa Fe que los pescadores que deben recurrir a otras actividades es un "escenario que vemos en muchos ambientes de Santa Fe". Por eso "estamos implementando una reconversión del modelo y de todos los actores", dijo.

Las doce empresas privadas habilitadas para exportar pescado deberán generar su propia materia prima a través de producción ictícola en estanques (acuicultura), un proceso que ya está en marcha (ver recuadro). Y, en cuanto al nuevo rol de los pescadores, el funcionario adelantó que serán las organizaciones de trabajadores las que manejarán nuevos cupos, pero sólo para el mercado interno. "Trabajaremos juntos para que puedan agregarle valor al pescado y salir de la lógica de entregar la materia prima. También se puede hacer un desarrollo conjunto con actividades turísticas".

Del éxito de esos planes dependen buena parte del futuro de los más de dos mil pescadores que hay en la provincia de Santa Fe, según el padrón oficial que se depuró para la veda pesquera de tres meses.

Veda y exportación, dos medidas opuestas

Dos semanas antes de que se inicie la veda a la pesca con redes –de noviembre a enero–, la Nación amplió los cupos de exportación del sábalo en 2.500 toneladas que se suman a las 12 mil habilitadas por año. Casi la mitad corresponden a la provincia de Santa Fe, que había pedido esa medida el año pasado.

Para el diputado provincial Leonardo Simoniello (UCR), "esa resolución es totalmente contradictoria. A días de que empezara a regir una veda justificada porque el recurso ictícola está en peligro, ampliaron los cupos para exportar. Es decir que el Estado deberá pagar 8 millones de pesos para subsidios a los pescadores en estos tres meses, pero antes amplió la exportación para que los frigoríficos puedan vender su stock y hacer su negocio", acusó.

El ingeniero agrónomo Carlos Pecorari, titular de la ONG SOS Río Paraná, advirtió que además del sábalo se habilitó la exportación de tararira (500 toneladas) y de boga (1.000 toneladas). "El río se está agotando y la provincia pidió más cupos. Eso implica ampliar la explotación. El gobernador Hermes Binner había calificado a los frigoríficos de «usureros», pero ahora en lugar de controlarlos les amplía el negocio, cuando la política de ellos es saquear el río y después irse a otro lado. Es un proceso similar a La Forestal", advirtió Pecorari.

Para el secretario de Pesca, Ricardo Biani, la ampliación de cupos llegó tarde y no tendrá incidencia en Santa Fe. El funcionario confirmó que se pidieron más cupos pero en el marco de la política de reconversión de los frigoríficos. "El objetivo es entregar esos permisos a cambio de que inicien proyectos de acuicultura para generar su propia materia prima. Ya hay tres piletones de producción instalados y un cuarto en marcha en Arroyo Seco (de bagre y sábalo). En el 2009 esperamos cubrir entre el 7 y el 10% de las 4.500 toneladas que se vendieron este año, y en tres o cuatro años cubrir el 100% de lo exportable", dijo.

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